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Virginia Oldoini, Condesa de Castiglione |
Puede parecer que controlar la propia imagen, modificarla, hacerla un objeto de arte, de consumo o un icono es una idea reciente. Tal vez pensemos que Claude Cahun o Andy Warhol son pioneros en este campo
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Claude Cahun |
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Andy Warhol |
o que el cambio constante de "look" está ligado al consumo masivo de imágenes de nuestro época, que nos ofrece ejemplos como Madonna o Lady Gaga.
Pero la idea es tan vieja, al menos, como la fotografía. Desde siempre a los hombres y a las mujeres nos ha gustado adornarnos, embellecernos, disfrazarnos, dar la mejor imagen de nosotros mismos. Hasta la invención de la fotografía, pocos se podían permitir el lujo de verse retratados y el sujeto estaba en manos del artista que, de todas formas, tendía a embellecer a su modelo porque de algo había que vivir.
La fotografía lo revoluciona todo, el retrato resulta rápido y accesible a un público mucho más amplio y permite un nuevo juego, en el que el retratado puede elegir su papel, su máscara, su personaje.
La retratada es Virginia Oldoini (1837-1899), Condesa de Castiglione y su historia es apasionante. Con 19 años llega a París como agente secreto del Rey Victor Manuel para actuar ante las autoridades francesas para que sean favorables a la reunificación e independencia de Italia. Inteligente, bella y seductora a las pocas semanas es amante de Napoleón III y se encuentra en el centro de la buena sociedad parisina. No sabemos si la unificación de Italia se lo debe todo, pero sí, al menos, algún granito de arena.
Desde su llegada a París, la Condesa visita regularmente el estudio de los fotógrafos Mayer & Pierson para ser fotografiaba. Ella no disparaba, pero era la que elegía la puesta en escena: disfrazada del último personaje teatral en cartel, desplegando sus dotes de seductora, exhibiendo partes determinadas de su anatomía, Virginia se hizo retratar en contadísimas poses. ¡Se conservan más de 400 fotografías!
La Condesa de Castiglione acabó sus días en un hospital psiquiátrico, pero esto no nos dice gran cosa de su salud porque muchas mujeres inteligentes u originales acababan así en el siglo XIX.
Si la Condesa de Castiglione viviera hoy en los tiempos de la fotografía digital y las redes sociales, ¿exhibiría su vida en Twitter o se pasearía por Facebook y los chats con un alias o avatar que le sirviera de máscara?