La joven de la perla, Johannes Vermeer |
Decía Pablo Picasso que "el peor enemigo de la creatividad es el buen gusto". Si esto lo combinamos con los refranes "Sobre gustos no hay nada escrito" o " No se hizo la miel para la boca del asno" no llegaremos a ninguna conclusión. Tampoco lo haremos si añadimos la surrealista frase de Salvador Dalí "es fácil reconocer si el hombre tiene gusto: la alfombra debe combinar con las cejas".
El buen gusto es difícil de definir y, a veces, de encontrar. No tiene por qué estar asociado a la tradición o los valores estéticos establecidos ni necesita mucho dinero para expresarse. El buen gusto se cultiva pero creo que, sobre todo, es una cualidad innata como el oído musical, la belleza o la facilidad para los idiomas.
Hace unos días leyendo un suplemento de EL PAÍS SEMANAL me encontré con alguien de extraordinario buen gusto. Se llama Sabine Haag y es la directora del Kunsthistorisches Museum (KHM) de Viena y de otros seis museos austriacos. Al final de la entrevista le preguntaban qué obras, si pudiera, querría tener en sus museos. Eligió todo Veermer, La Asunción de la Virgen de Tiziano, La tempestad de Giorgione, El David de Miguel Ángel y Apolo y Dafne de Bernini.
Alegoría de la pintura, Vermeer |
Vista de Delf, Vermeer |
Lección de música, Vermeer |
Lectora en azul, Vermeer |
La tempestad, Giorgione |
La Asunción, Tiziano El gusto, realmente, es nuestro. |
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